ARTE PATÉTICO.
Hace unos días fuimos a ver una
expo de Louise Bourgeau ¡que ya sabemos
que es de cuidado!
La gama cromática de toda la
exposición comprende tan solo blanco, negro, gris, rojo y rosa.
Los dibujos, que parecían hechos
con sangre, consisten en imprecisas siluetas de de madres recién paridas de las
que cuelgan sus hijos del cordón umbilical que aún une a los dos. Otros en
siluetas enfrentadas de mujeres preñadas y hombres con la polla en ristre.
Las esculturas son, por lo
general, muñecos de trapo de color rosa. Por ejemplo unas simples cabezas, como de
decapitados, puestas sobre una oreja o colgadas boca abajo. Una muñeca parecía
tener clavado el mango de un haz de serruchos. Bueno, lo propio de LB.
Estando contemplando las obras de
una de las salas veo que esta se puebla con chicos con el síndrome de Down que iban con
sus monitores. Debe haber algún programa para llevar a estos chicos a ver
exposiciones, vi un grupo parecido en la de Rubens en el Prado ¡pero menuda
exposición para este público!
El efecto resultante fue
múltiple.
Por una parte se disipó el
pseudo-dramatismo inherente al tratamiento artístico de cosas tan graves para
que surgiera un dramatismo fetén. El patetismo de ver gente sumida en tan
irremediable situación eclipsó el pseudo-patetismo retórico de aquellas obras.
Por otra parte ¿cuál sería el
efecto de esas crudas imágenes en esos chicos? ¿sería su comprensión mayor o menor
que la del común de los mortales?
Por lo general en las imágenes
veo eso, imágenes. El modo en que están realizadas y el contenido me parece,
por lo general, un mero pretexto. Es decir, no me lo creo. Aquí tampoco me lo
creí, pero ese público tan especial en semejante decorado, me impresionó vivamente.
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