LA CARRETA DELANTE DE LOS BUEYES.
No sé por qué pasa lo que está pasando: Que se está borrando la línea que separa la decencia de la indecencia. Y eso estaría bien si los indecentes se fueran haciendo cada vez más decentes. Pero ocurre, por lo general, justo lo contrario porque personas e instituciones con prestigio de decentes se comportan indecentemente. Creo que sobran los ejemplos. Por lo que no hay que guiarse por las etiquetas sino por los hechos.
A veces gente con fama indecente se comporta decentemente. Conozco un caso graciosísimo que me contó una de mis hijas. Vio en la tele un reportaje de un incendio en el que un joven había entrado en una casa incendiada y había rescatado de las llamas y el humo a una o varias personas que sin su heróica intervención habrían perecido. Se daba la circunstancia de que el joven estaba pendiente de un juicio por robo. Le preguntaron a un vecino que qué pensaba del joven. A lo que respondió literalmente: "Pues que es un chico cojonudo ¿qué más puedo decir?"
Tanto los decentes como los indecentes maquinan para obtener algo de los demás. La diferencia es que los decentes son leales y dan cosas o servicios a cambio de lo que reciben. Mientras que los indecentes son desleales, engañan a sus víctimas, les provocan disgustos, y los expolian sin darles nada a cambio, o gato por liebre.
Tan solo recuerdo un par de casos en los que el indecente mostró deferencia hacia sus víctimas, uno real y otro ficticio. El real fué cuando entraron a robar en casa y colocaron cuidadosamente a un lado el jarrón de cristal que estaba sobre la tele que se llevaron. El ficticio es el de la peli "Hierro 3" en la que el prota vivía fraudulentamente en las casas de sus víctimas, Pero le compensaba haciéndoles la colada o pequeñas reparaciones.
El rasgo fundamental del problema que estamos abordando es que por lo general los gerentes de las empresas creen que deben satisfacer los intereses de los dueños antes que los de los clientes, como ocurrió cuando el presidente de Telefónica Villalonga quiso llevar la sede de la compañia a Miami "porque eso convenía más a los accionistas y su primera obligación es favorecer sus intereses". Lo suyo es que sea al revés, que se preste un buen servicio a los clientes y por ello se tenga una justa recompensa. Y no que se le saque el dinero al cliente como sea bajo el principio de "mantente mientras cobro". Es lo que dice Don Manuel, ilustre galerista canario: "No busco ganar dinero, eso es la consecuensia".
La actitud indecente que comentamos está minando la raices de nuestra civilización. Quedamos en que los bancos son agencias recolectoras de los dineros de la población que luego lo prestan. Se supone que en beneficio de la población que es la propietaria de esos recursos. Pero no, lo prestan en beneficio de los banqueros y de los bancarios. Y esa coducta también es la de los políticos ¡del todo el arco parlamentario y de los partidos correspondientes! No piensan en otra cosa que en el lucro y en el ejercicio del poder. Y todo su afán es alcanzarlo y mantenerlo cuando se ha alcanzado tras los ulteriores comicios.
En resumidas cuentas se ha puesto la carreta delante de los bueyes, por lo que la cosa marcha fatal y son frecuentes los atropellos.
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