Este post 155 del Salterio se lo dedico a Mari Sol y a Fernando, que alimentan mi pasado con más que con regañás.LA REGAÑÁ.
Hace unos días me trajo mi hermana de Huelva unas regañás. Porque sabe que tengo fijación por ese pan.
Hay que tener en cuenta que yo nací al principio de la década del hambre, aunque hambre no pasé ninguna gracias al celo de mis padres que guardaban para ellos solos cualquier estrechez que saliera al paso.
Y yo anhelaba el negro pan al uso, despreciando el pan blanquísimo que me amasaba mi madre con la harina que podía conseguir con mucho esfuerzo y que luego llevaba a hornear a la panadería de la calle del Puerto.
De ese pan negro como el carbón vi como sacaban una vez un trozo de cuerda. Por eso tenía vetado el pan de la panadería en esa era fatídica era y me libré de comer tanta basura y también me perdí las regañás que no tenían una pinta muy saludable.
Cuando la situación fue mejorando también mejoró el pan. El de uso más común era el candeal, y sobre todo para las meriendas había las “vienas”, que son bollos pequeños más oscuros, esponjosos y flexibles que con aceite y azúcar constituían un delicioso manjar. En Sevilla había, y supongo que lo haya todavía, unas piezas de pan de Alcalá de Guadáira, o de “Alcalá de los panaeros”, con miga blanca como la leche, corteza también blanca aunque algo dorada ¡teta de novicia! reventonas, firmes y con durísimos pezones.
No se si en esa época de bonanza sobrevivieron las regañás por algún tiempo. Hoy desde luego es imposible encontrarlas. Ese “pan famélico” era delgado, duro y carente totalmente de miga. Completamente agujereado por mediación de tenedores. Nunca lo he probado y se me iban los ojos detrás. Ya han desaparecido totalmente, aunque dice mi cuñado que aún lo fabrican en Sanlucar la Mayor.
El eco de las regañás persiste y es muy corriente encontrar en las panaderías y en los “super” unas bolsas de tortitas muy pequeñas, con sus agujeritos característicos, junto a las de roscos y a las de picos. Y esa que me trajo mi hermana, que es de tamaño natural, no es propiamente una regañá, sino un simulacro para contentar a nostálgico como yo ¡que debe haber muchos! Pero el caso es que está buenísima, seguramente mucho mejor que las genuinas. Aunque eso es algo que seguramente nunca llegaré a saber por experiencia.
Hay que tener en cuenta que yo nací al principio de la década del hambre, aunque hambre no pasé ninguna gracias al celo de mis padres que guardaban para ellos solos cualquier estrechez que saliera al paso.
Y yo anhelaba el negro pan al uso, despreciando el pan blanquísimo que me amasaba mi madre con la harina que podía conseguir con mucho esfuerzo y que luego llevaba a hornear a la panadería de la calle del Puerto.
De ese pan negro como el carbón vi como sacaban una vez un trozo de cuerda. Por eso tenía vetado el pan de la panadería en esa era fatídica era y me libré de comer tanta basura y también me perdí las regañás que no tenían una pinta muy saludable.
Cuando la situación fue mejorando también mejoró el pan. El de uso más común era el candeal, y sobre todo para las meriendas había las “vienas”, que son bollos pequeños más oscuros, esponjosos y flexibles que con aceite y azúcar constituían un delicioso manjar. En Sevilla había, y supongo que lo haya todavía, unas piezas de pan de Alcalá de Guadáira, o de “Alcalá de los panaeros”, con miga blanca como la leche, corteza también blanca aunque algo dorada ¡teta de novicia! reventonas, firmes y con durísimos pezones.
No se si en esa época de bonanza sobrevivieron las regañás por algún tiempo. Hoy desde luego es imposible encontrarlas. Ese “pan famélico” era delgado, duro y carente totalmente de miga. Completamente agujereado por mediación de tenedores. Nunca lo he probado y se me iban los ojos detrás. Ya han desaparecido totalmente, aunque dice mi cuñado que aún lo fabrican en Sanlucar la Mayor.
El eco de las regañás persiste y es muy corriente encontrar en las panaderías y en los “super” unas bolsas de tortitas muy pequeñas, con sus agujeritos característicos, junto a las de roscos y a las de picos. Y esa que me trajo mi hermana, que es de tamaño natural, no es propiamente una regañá, sino un simulacro para contentar a nostálgico como yo ¡que debe haber muchos! Pero el caso es que está buenísima, seguramente mucho mejor que las genuinas. Aunque eso es algo que seguramente nunca llegaré a saber por experiencia.
11 comentarios:
Efectivamente amigo Salterio, que sepa usted que en Sanlúcar la Mayor se siguen fabricando las famosas regañas, las auténticas. Las puede usted encontrar en todas las panaderías de la ciudad, aunque las de más fama son las de la Panadería "Ntra. Sra. del Rocío" (tfno. 95-570 20 38) y las de la Panadería "El Boni" (tfno. 95-570 01 02). La primera panadería tiene reparto a domicilio, incluso fuera de la ciudad. Igualmente le digo que aún se fabrican en Sanlúcar la Mayor ls exqusitas regañás de azúcar y canela, también la Panadería Ntra. Sra. del Rocío, aunque éstas van por encargo.
Suerte y dése un paseo por Sanlúcar la Mayor, de alta tradición panadera.
Querido amigo, que firma anónimo, ¡es increible como con internet se alcanza lo inalcanzable!
En la primera ocasión, que mucho me temo que no será pronto, probaré la famosas regañás de Sanlúcar.
Muchas gracias por seguir este blog y por comentar.
Estimado Salterio:
Las mejores regañás que he probado son las del Horno Don Pelayo, que tiene la fábrica en el Polígono Industrial Las Yeguas, de Sanlúcar la Mayor.
Recomiendo comprar las regañás pequeñas (no las del tamaño grande original), formato creado para los restaurantes pero que es perfecto también para el hogar.
Las reganás se siguen fabricando en varias panaderías de Sanlúcar la Mayor y de otros pueblos próximos.
Muchas gracias, querido Pedro, por las indicaciones que son de mucho provecho para los que se asoman a este blog.
¡Está clarísimo que las regañás producen una fascinación insospechada!
la que has liao con las regañas, jefe!!
Ya ves jefa. Ana me ha dicho q T haces el pan ¿no haces regañás?
Hola Tomás, soy Raquel (alumna de clase de Dibujo del natural), no he probado las regañas pero espero probarlas... Decirte que mañana (Martes, 2 de marzo) se inagura la exposición que comentamos en clase en Casa de América, a partir de las 20.00h en las salas Frida y Diego. Espero verte por alli!!
Bueno, en eso de los panes soy todavía una inexperta, pero investigaré lo de las regañás, y si consigo que me salgan te invito, hombre, no te vas a quedar tú así...!
Sólo decirle que su libro "el salterio" ha sido una buena influencia para mi.
Tiene un trabajo maravilloso.
Raquel ¡allí nos veremos!
Jefa: supongo q el intríngulis de las regañás es dejar la masa muy delgadita. No se si tiene o no levadura. Pincharla muchísimo para q se le salga el gas y no suba. Y tostarla bastante.
Muchas gracias Alberto. No eres el único influido por el Salterio. Hace ya muchos años sacaron una campaña publicitaria de Citröen, que tuvo un gran premio en Francia. Que hicieron postales y una la compré en elPompidou. Que sacaban a esa negra maravillosa q no me acuerdo cómo se llama q le salía un Citröen de la boca como le sale el torpedo al marinero. Y algunos más. Y a mi no me dieron ni las gracias.Es q cuando hablan de piratas y amenazan a los q se bajan cosas da mucha risa-pena.
¡Torpe de mí que no reparé en q Alberto Vazquez es el admiradísimo del País Dominical! ¡¡¡Es un inmerecido honor!!!
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