Hace unos días vi en el Museo de América una exposición interesantísima. Compuesta sobre todo por telas bordadas. Resulta un poco abrumadora porque son tantas las figuras que hay en cada tela, tan parecidas y a la vez tan diferentes que parece el juego de los 7 errores. Es una visión un poco agotadora y llega uno a la conclusión de que no se está enterando de casi nada porque resulta inabarcable lo que hay en cada tela. Y es que además hay muchas, la mayoría de las de más de ochenta piezas expuestas. Aún la podéis ver porque está hasta el 14 de febrero.
Resulta que en la desértica península de Paracas, que está en el Perú, se produjo en época muy antigua para América, 400 años antes de nuestra era, una rica cultura que duró 500 años. El caso es que un prócer llamado Julio C. Tello exhumó entre 1925 y 1927 nada más y nada menos que 400 fardos funerarios. Compuestos cada uno de ellos por la momia en cuclillas, envuelta en una gran cantidad de telas. Unas lisas y otras ricamente bordadas. Y todo perfectamente conservado gracias a la sequedad del ambiente del desierto.
La referida exposición lleva por título “Mantos para la eternidad. Textiles Paracas del antiguo Perú”. Para la eternidad iban, hasta que llegó Don Julio C. Tello y lo desenterró todo y se jodió la eternidad de aquellos ingenuos que no contaban con los saqueadores de tumbas. Porque saqueadores son tanto los que las esquilman para vender sus tesoros a los horteras coleccionistas privados, como los que lo hacen para engrosar las colecciones de los museos del estado.
¡Qué puta falta de respeto! Aunque aquellos no fueran unos angelitos precisamente. Porque si la interpretación de los dibujos es correcta, alguno de sus adornos consistían en collares de cabezas cortadas.
Lo suyo hubiera sido hacer fotos, videos y lo que fuera y volverlo a atar todo y dejarlo en su sitio ¿no? Máxime cuando parece que la costumbre de aquella gente era desenvolverlos de vez en cuando y añadir nuevos y ricos elementos. Algo así como hacen los habitantes autóctonos de Madagascar actualmente.
Una vez que nos dimos un garbeo por un sitio en el sur de Suecia vimos una gran cantidad de montículos y nos dijeron que eran túmulos neolíticos. Y parece que no tenían intención de descubrirlos. Claro es que hay cosas que son la pera, porque en realidad son invisibles. Por ejemplo, los dólmenes son túmulos de tierra con estructuras internas de piedra. Si los dejan tranquilos no se puede ver como son por dentro. Y si los descubren para verlos, los destruyen ¡Y entonces tampoco se pueden ver como son realmente!
Pero el género humano opta preferentemente por la destrucción ¡que coño!
Recordaréis que no hace mucho pasó relativamente cerca de la Tierra un cometa. Y como estaba a huevo le tiraron una bomba. También bombardearon recientemente el polo sur de la Luna ¿no lo recordáis?
Es que Gila, el pobre, se quedaba corto.
Salterio Online
Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...
domingo, 14 de febrero de 2010
Perturbados inmortales.
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2 comentarios:
Una vez visité esas tumbas de Paracas, casi todas las han saqueado y no quedan mas que dos o tres abiertas al aire y protegidas por un chamizo en las que se pueden ver algunas momias en condiciones penosas. Es verdad que la falta de respeto en ese lugar es brutal. Todos estabamos un poco avergonzados de estar allí.
Es q Edu, hemos caido en una civilización totalmente salvaje. Y ni siquiera somos conscientes de q es así. Un abrazo.
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