Le deddico este post nº 122 del Salterio a mi amigo José Luis que es capaz de poner a discutir a Galileo y a Feyerabend en el mismísimo infierno. DOCTORES TIENE LA CIENCIA.
Os contaba en el post anterior mi convicción de que el arte es, más o menos, una sarta de putas mentiras.
Ahora os cuento que la ciencia es más o menos lo mismo. La diferencia sustancial es que es dogmática, porque tiene la pretensión de ser cierta.
El arte no tiene la pretensión de ser cierto, salvo en lo que se refiere a sí mismo, porque produce realidades ciertas que son las obras de arte.
La ciencia, como el arte, es creativa. Yo diría que la literatura científica es eso, literatura, y lo de “científica” expresa el género literario de que se trata.
Tanto el arte como la ciencia modifican la realidad, y la modifican profundamente. El arte depara su fisonomía a cada sociedad en el plano estético, que afecta no sólo a la belleza, sino a la mera percepción. La ciencia dota a la sociedad, sobre todo a nuestra sociedad, de la posibilidad de fabricar la maquinaria que la caracteriza, de ahí su enorme prestigio.
No creo que la ciencia sea el dominio de las verdades frente al arte que sería el de las mentiras.
Tendría que decir qué entiendo por verdad y por mentira.
Verdad sería la descripción que se corresponde completamente con la realidad descrita.
Mentira sería la descripción que no se corresponde completamente con la realidad descrita.
Ahora tendría que decir qué entiendo por realidad.
Realidad es aquello que está pasando. Porque lo que no está pasando ahora o lo que todavía no pasa no es la realidad. Como tampoco lo es lo que nunca ha pasado o nunca pasará porque no es posible que pase.
Pero para que pase algo no es necesario que nos enteremos porque hay una infinidad de cosas que pasan y n. p. i. Y hay cosas que parece que pasan pero que no pasan, como por ejemplo las pelis. Cosas que está uno viendo con esos ojitos y no son reales.
Si nuestros sentidos son tan limitados y confundibles, nuestros testimonios no pueden ser fiables, luego ¿con qué garantía vamos a ser veraces? ¿Con qué morrazo se pueden determinar leyes científicas apodícticas?
El gran aval de la ciencia es la lógica. Que si se aplica adecuadamente tenemos la garantía que las inferencias producen transformaciones incontaminadas. Es decir que si una verdad se somete a un proceso lógico no se convierte en mentira. Pero una mentira no se convierte en verdad por lógico que sea el proceso. Y mediante la lógica no se puede vincular la realidad a la verdad. Por medio siempre ha de estar la percepción, que carece por naturaleza de fiabilidad.
Pretender llegar hasta el fondo de la realidad es mucha gallardía y hacer predicciones de futuras realidades más que ciencia ¡es magia! Los doctores que tiene la ciencia, como de los que tiene la iglesia, no son de fiar. Yo, desde luego, no me fío. Prefiero a los artistas que se acercan más a la realidad de la mano de la mentira ¡Y no engañan a nadie!
4 comentarios:
Y luego, aparte de las verdades y las mentiras, están las cosas huecas, que no dicen nada, como todo lo que suelen decir los arquitectos, que encima van de artistas.
¡No todos sanysaxo! q mi jefa y mi hija son auténticas artistas y dicen cosas verdaderas, sustanciosas y densas.
Bueno, quería decir los arquitectos cuando hablan de arquitectura, pero es una generalización, y como todas las generalizaciones es falsa.
¡No T la envaines jefa! Son falsas las generalizaciones y a lo mejor todo y como hablar ex catedra está fatal pues si mete uno el cuezo ¡pues mala suerte! ¡o buena, quién sabe!
Publicar un comentario