EL JUEGO ESPECULAR.
A la casa que en Ceceda tienen la novia de Reverte y sus hermanos, fuimos estos días invitados. Y por eso llego un pelín tarde a la cita en este blog.
Es una hermosa casa construida por un abuelo indiano. En uno de los cuartos de baño tiene un espejo que es como un tríptico. Si las hojas laterales se orientan debidamente, a 45 grados respecto a la central, se pueden ver de entrada tres imágenes, una frontal y dos perfiles. Que al ser especulares están invertidas, como es de sobra conocido.
Ya sabéis qué pasa cuando alguien se afeita o se maquilla ante un espejo: que a la vista de una imagen distorsionada se puede, no obstante, operar sobre la cara con increíble precisión. Con brochas, borlas, lápices, pinceles, pinzas y tijeras se funciona a la perfección. Con cuchillas o con navajas el riesgo es mayor, pero por lo general el peligro es mínimo.
Mirando con más atención las imágenes que se forman se pueden ver perfectamente que entre la frontal y los perfiles hay otras. Que a diferencia de las anteriores no están invertidas, sino que son directas. Es decir que se ve uno en el espejo como lo ven a uno, o como se ve a otro directamente, casi como en el cuadro de Magritte.
Y si uno quisiera acicalarse guiándose de esas imágenes más verdaderas, se llevaría un gran chasco. Porque lejos de ser preferibles resultan totalmente inadecuadas. Ya que si se guía uno de una de ellas para afeitarse, con la brocha se hacen las más torpes maniobras. Y con la cuchilla es mejor ni intentarlo siquiera, porque podría resultar herido.
Esto me hace pensar que rara vez se dan respuestas espontáneas a estímulos externos. Sino que más bien se responde a todo con costumbres largamente ensayadas. Habría que salir de uno mismo alguna vez a respirar un poco y ver las cosas algo más parecidas a como son realmente. Aunque, eso sí, corre uno el riesgo de darse un batacazo.
14 comentarios:
Interesante reflexión, Saltés. Yo opino que salir de uno mismo es difícil pero vital (la vida le puede ir a uno en ello)...¿y cómo se hace eso? Yo pienso que escuchando a otros, y cuanto más distintos a uno, mejor, claro. Las maneras de escuchar son muchas: charlando, leyendo, viendo pelis...o a través de un blog como este!
Efectivamente Isa, es indispensable salir de uno mismo para tener la perspectiva necesaria para no ser dogmático y, sobre todo, para verse a uno mismo.
Es increible ¡pero nunca nos hemos visto completamente! ¡¡ni nos hemos oido nunca!! Alfredo Kaus decía que es tan difícil educar la voz porque nunca la hemos oido.
Verse en la tele o en un vidio, o en el espejo no es verse. Vivimos en un gran desconocido. Las habituales imágenes del espejo, con las que tan compenetrados estamos, no son más que imágenes que además están invertidas. Y esas raras imágenes que se ven con tres espejos, que son directas son algo mejores, pero no dejan de ser imágenes. Algo más realistas, pero más esquivas.
Pero en compensación sentimos nuestro interior, notamos como brotan los pensamientos, y como se dispersan. Notamos el dolor y las cosquillas y más cosas, como a causa de algo que se dice o que se oye se nos sube el pavo, o palidecemos de pavor, o enrojecemos de ira. Una experiencia muy llamativa es cuando de pronto, en un lugar del alma siente uno que parece que tiene ganas de hacer pis...se fija un poco y sí, efectivamente, es así. Si está uno en casa o en el curro va y se desahoga y punto. Pero si va por la calle y no puede evacuar, la leve sensación deja de ser leve se vuelve incómoda. Luego angustiosa ¡joder que me estoy meando!y empieza a retorcerse, y a juntar las piernas y a relajarse un poco encijiéndose¡que me meo! porque parece que se escapa un poquito ¡coño qué dolor! y efectivamente está uno que le explotan los riñones. Hasta que por fin entra en un bar, evacua y descansa, respirando muy hondo con una sensación de alivio enorme. Son experiencias que solo se tienen en ese "desconocido" que somos.
Cuando veo rayas nadando en un acuario, como tienen los ojos por la parte de arriba y la boca por la de abajo siempre me digo:"estas nunca se han visto la boca" y luego pienso "ni nosotros el culo".
Hola Tomás, soy Eva, compañera de exámenes de selectividad: pues sí que es todo un mundo tu blog, pero es fantástico. Voy a ir curioseando por ahí.
A ver si coincidimos otra vez en esa cita tan surrealista de la Selectividad: yo me lo paso bien, últimamente me lo paso bien con casi todo, me va divirtiendo la vida -¡qué cosa!- cada vez me tomo menos cosas en serio.
Que sigáis discurriendo de espejos y espejismos, yo también reflexiono sobre estas cosas: todos los de la Complu estamos algo grillaos por la Filosofía, y si no, malo.
Bueno, un abrazo
eva aladro vico
¡Qué alegría Eva saber de tí! para eso quiero el blog precisamente, para no perder el contacto con la gente interesante. Este Madrid tiene una resaca que te arrastra y te arrolla...Además estaba por averiguar tu telefono para ver si quedamos un día con tu cuñada para que me cuente algo de Burquina, que yo me inclino por esa parte de África, pero temo que haga un calorazo, una polvareda y un secarralazo que no se pueda llevar ¡pero es que me tira! ¡¡¡un beso. Hasta pronto!!!
Como consuelo puedes pensar que realmente tampoco los demás nos perciben como somos. Quizá nos vean menos distorsionados que cuando nos vemos nosotros mismos en un espejo, pero aún así está la luz que haya de ambiente, las aberraciones que pueda producir el aire... ¡Al fin y al cabo la visión no consiste más que en fotones volando de nosotros hasta sus ojos! Cuando nos vemos en un espejo son fotones rebotados, así que han hecho el camino dos veces: de nosotros al espejo, y del espejo a nuestros ojos.
Muchas veces he pensado que podría ocurrir que cada persona perciba las cosas de una manera diferente; por ejemplo que lo que yo veo rojo tú lo veas amarillo, y al revés. Pero claro, como para enseñarte los colores te muestran un color y te dicen su nombre, si lo ves diferente de la persona que te lo está enseñando nunca te darás cuenta, porque empezarás a llamar a ese color según te ha enseñado que se llama ¡aunque tú lo veas diferente!
Socio, yo no digo que los demás nos vean como somos y nosotros no. Lo que digo es que a nosotros nos está vedado vernos como pueden vernos los demás. Esto me recuerda lo que le leí a Unamuno hace un cerro de años, lo de los tres Juanes y los tres Tomases. Decía que hay tres Juanes y tres Tomases porque son distintos el Juan que percibe Tomás, el que percibe el propio Juan y el Juan de Dios, tomando como tal al Juan verdadero no desfigurado por un punto de vista. Y con Tomás igual. Del yo verdadero me parece que hay que olvidarse.
Y respecto a los colores pienso lo mismo que tú.
No nos podemos percibir como nos percibeen los demás, pero tampoco ellos nos pueden percibir como nos percibimos nosotros (como ya dices en la entrada), así que vivimos en mundos distintos. Es más ¿los demás nos perciben todos de la misma manera? Igual tampoco...
Estoy de acuerdo contigo socio. Vivimos mundos distintos, o espacios distintos. Efectivamente no nos podemos percibir desde fuera, como pueden los otros, pero sí desde dentro, como los otros no pueden. Esto me recuerda cuando estuve en Tenerife que se veía La Gomera, como una enorme y oscura lente convexa de perfil sobre el agua, pero no llegué a ir. Y dicen los que han ido que está llena de hermosos y tupidos bosques. Y ¿en qué se parece eso a una lente, etc.? ¡pues en nada! y ¿cómo es mejor verla, desde dentro o desde fuera? ¡¡¡pues desde detro!!!
Bueno Tomás, pues mi mail y mi teléfono son:
ealadro@ccinf.ucm.es,
y el móvil: 626715291
Lo que pasa es que mi cuñada vive en Bruselas, pero puedo ponerte en contacto con ellos via correo electrónico o por teléfono, para que te cuenten de allí (Burkina y Senegal), como tú quieras.
Un beso y seguid con el asunto filosofante, os mando abrazos
eva
Hola Eva. Que pena que no estén aquí, pero cuando esto esté un poco más maduro te lo digo y hablo con ellos. Mi teléfono es 627881819y mi correo saltes@gmail.com
¡Seguimos con la pseudofilosofía baratucha pero gratificante! Un beso.
uhhh, muy epistemiológico todo. Demasiada academia. Qué tal si no solo se tratase de no poder verse sino de no poder percibirse. Rimbaud decía: "Yo, es otro". puede ser que no sepamos quienes somos, si es así, mucho menos vernos. Ah, las cosas importantes de esta vida, no puede verse. No sé quien lo dijo, pero ahí queda.
¡Muy bueno Gonsalo!¡¿Qué coño es eso de saber qué es algo o alguein?!
Si uno va por primera vez a un sitio extranjero, p. e. a Budapest. Se para en una calle y dice ¿dónde estamos? ¡pues aquí! que es como no decir nada. Por lo que mira el rótulo de la calle, busca en el plano un nombre igual, lo encuentra y dice alborozado ¡¡¡estamos aquí, en la calla no sé cuál!!! y se queda tan pancho ¡pués ni puta idea, como antes!
Busca uno cuatro coincidencias y se cree que conoce algo o a alguien ¡pués no!
En efecto, Saltés, tu ejemplo de la calle me parece una muy buena ilustración de un asunto que yo sospecho: el cerebro humano está desequilibrado por defecto de diseño (probablemente se hipertrofió, pero no lo bastante) y anda constantemente enredado en círculos viciosos de grandes pretensiones de conocimiento y control, del entorno y de sí mismo, seguidas (muchas veces, no todas, pero más de las esperadas) de desenlaces chapuceros.
Isa, me parece que el cerebro humano es el de un mono esquizofrénico que en algunos especímenes resulta extremadamente peligroso.
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