Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 29 de julio de 2007

La civilización botánica.

Este post está dedicado a Marta en el día de su santo, además se lo merece porque tiene un pulgar verde.

A continuación la secuencia del Salterio que viene como anillo al dedo al relato de hoy, último, por el momento, de la empanada evolucionista.
EL HOMBRE VEGETAL.


Hemos quedado en que el hombre es un mono humanizado. Se puede pensar en peces humanizados como las sirenas y los tritones. En aves humanizadas, como las sirenas voladoras de los clásicos, mitad humanas y mitad pájaros. En artrópodos humanizados, como esa gamba que tan delicadamente se aseaba. Se pueden imaginar muchas cosas, pero hay que imaginarlas bien, con fundamento, porque si no son tonterías.

¿Cómo sería un hombre vegetal? ¿Sería un insecto palo con humanidad? porque animales con pinta vegetal son relativamente corrientes: los ya mencionados y los insectos hoja. Se podría decir que son animales disfrazados de plantas. Pero hay quien dice que son animales con genes vegetales.
Después de todo los animales y los vegetales no son tan distintos. Para empezar parece que tienen antepasados comunes. El reino animal y el reino vegetal parece que proceden de un reino que todavía existe. Y no solo existe sino que es el que mayor número de pobladores tiene: el reino de las PROTISTAS al que pertenece una buena parte del plácton, auténtica despensa de la zoología.

Aún hay dos reinos más de la naturaleza viva: el reino de las MONERA habitado por bacterias y algas verde-azuladas, primeros pobladores del planeta porque seguramente están en el origen de todo bicho y toda mata vivientes y el reino de los HONGOS alojados anteriormente en el reino vegetal, pero tan mal acomodados que se les habilitó un reino. No son plantas, porque no hacen función clorofílica y por ello son heterótrofos y tienen quitina como los artrópodos. Pero, no obstante tampoco son animales.

Esos cinco reinos los podemos dividir en dos grupos: los unicelulares o enanos que son los más antiguos: moneras y protistas y los pluricelulares, entre los que están los más gigantescos, pero muchos también tienen enanos en sus filas: animales, vegetales y sobre todo los hongos. Como los de diseño más moderno son mayores se podría decir que una ley de la naturaleza es la megalomanía. Y dentro de los gigantes están los ultra gigantes: árboles, en los vegetales y vertebrados entre los animales. En ese sentido los árboles ganan por goleada. Por otra parte a veces los grandes se comen a los chicos devorándolos y a veces los chicos se comen a los grandes infectándolos.

Animales y vegetales no somos tan distintos, porque hay muchos bichos que parecen plantas, como las anémonas, los lirios y los pepinos marinos y plantas que parecen bichos como algunas orquídeas que seducen a insectos simulando contener hembras ardorosas y perfumadas para favorecer la polinización.

Aquí hay una confusión que nos despista muchísimo. Consiste en creer que es un atributo exclusivo de las plantas el estar fijas al suelo, primero al marino y luego al terrestre, mientras que es propio de los animales el deambular libremente. Pero si observamos animales de diseño más antiguo, como son los espongiarios y los celentéreos: pólipos y corales, sospechamos que el plan animal inicial podría consistir en estar, como las plantas, fijos al suelo. Es lo que se llama de vida sésil.

Pero ni estos animales sésiles, ni las plantas están con la pata quebrada toda su vida. Hay un periodo temprano en el que se mueven libremente: el periodo larvario.

El poderse desplazar es una actividad juvenil, “pensada” para colonizar. De modo que, por ejemplo, los pólipos, que están fijos en el fondo marino producen medusas, que corresponde a la fase larvaria de esos bichos. Salen nadando se fijan en otro sitio y queda sembrado un pólipo. Sólo que en algunas especies predomina la fase pólipo y en otra la fase medusa. Es lo que ocurre con los espongiarios que viven fijos al suelo toda su vida, salvo en el periodo larvario que tienen vida libre. Igual que los braquiópodos, animales antiquísimos que parecen almejillas fijas al suelo por un brazo como los percebes, que de jóvenes también son libres, o los mejillones que viven anclado en su mata de pelo. Por supuesto que a los percebes les pasa lo mismo, de jóvenes son larvas que nadan libremente.

Con las ASCIDIAS pasa igual. Esos raros bichos, que pasan desapercibidos ¡son nuestros ancestros! Parecen racimos de uvas fijos al fondo. Generan larvas, llamadas ANFIOXOS que parecen peces minúsculos, pero no lo son, se van a otro sitio para formar una colonia. La cosa tiene miga porque se supone que uno de esos pseudo peces circunstanciales adquirió la facultad de mantenerse con aire juvenil toda su vida, madurando sexualmente sin tener nunca la pinta de adulto de sus predecesores. El resultado fue algo muy parecido a las LAMPREAS, que derivaron a su vez, como se ha visto, originando los vertebrados.
Las plantas están fijas al suelo como las esponjas y los corales, pero no las semillas que pueden tener alas como los piñones o las de los arces, o estar en el centro de una pelusa esférica ligerísima que la arrastra el viento kilómetros, o navegar entre islas o entre continentes como hacen los cocos, o viajar al galope en los intestinos de los caballos.

La movilidad propia de los embriones y las semillas, se da también en los gametos, sobre todo los masculinos, de modo que el esperma y el polen vuelan o nadan libremente efectuando grandes recorridos.

Pienso que lo raro es que los vegetales nunca se hayan dado el piro. No habría que descartar que alguna semilla se desarrolle como tal semilla y no se arraigue en ningún sitio, y diciendo aquí estoy yo y origine una estirpe de vegetales libres Y de ocurrir tal cosa, no habría que descartar tampoco que alguna de esas especies logre humanizarse ¡Solo es cuestión de tiempo!




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues es verdad que no nos diferenciamos de las plantas en lo de la movilidad... Las plantas se quedan fijas en el suelo, y los humanos en el sofá... Como la del skai... :-)

Saltes dijo...

Ana: ¡perfecto!