Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 24 de abril de 2022

Potencias del mutismo.

PARA CIEGOS Y PARA MUDOS.

Ortega decía a propósito de los hermanos Zubiaurre, que eran pintores, sordo-mudos y vascos, que ser pintor, mudo y vasco son tres potencias del mutismo. Y estoy de acuerdo, por lo menos,  en las dos primera, que de la tercera no sé.

Yo soy pintor y bastante sordo, aunque hablo por los codos.

Tengo unos audífonos que apenas uso porque la mejora auditiva que me deparan me molesta más que me ayuda. Ya que perturban mis soliloquios. O sea, mis pensamientos.

Porque para hacer uso de la pintura, tanto activo como pasivo, el oído ayuda poco.

No me gustan "las visitas guiadas" a exposiciones artísticas ¿Qué van a decirte que no estés viendo? Te hablarán del contexto ¡pero eso ya tendrías que tenerlo aprendido antes de acudir a la exposición! Son preferibles las "hojas de sala". De modo que antes de empezar la visita se empolla uno bien todo lo relativo a lo expuesto. Y tampoco están mal los "vinilos" de textos explicativos que ponen en las paredes, aunque no suelo leerlos. Porque, claro, está uno en fase mirón y la tiene que interrumpir para ponerse en fase lector, e interrumpir de nuevo para volver a la fase mirón.

El ver sirve para explorar el mundo por uno mismo. Y para inventar retazos artificiales de ese mundo.

En cambio, el oír no lo echo de menos porque es más pasivo. Oyendo está uno tragándose lo que han digerido otros.

Dicen que los ciegos son más amables que los sordos, que son malhumorados y acres. Porque al depender de lo que dicen otros está bien si no puedes disponer de algo más directo. Mientras que cuando se puede ver lo que pasa se desconfía de lo que dicen otros que uno mismo no puede oír.

El oír, o el escuchar lo que se dice es algo que pasa por el filtro que es el que habla. 

Igual pasa con el leer. Son, digamos, mensajes condicionados por el emisor. 

Mientras que cuando es música lo que se oye y escucha se impone la realidad sonora que se está percibiendo y el engaño está excluido.

Porque pintores y músicos son emisores que al pintar o al componer y al interpretar pueden mentir ¡y con frecuencia mienten! Pero su mentira es en sí misma una realidad. Y si se toma como realidad esa mentira ¡nadie puede resultar engañado!

Porque mentir no es malo. Lo malo es engañar.

Por otra parte los pintores geométricos, como yo mismo, y los tachistas ¡no mienten nunca!

Y los dibujantes satíricos, como yo mismo ¡mienten siempre! Pero no engañan a nadie.

 Para mí engañar es la mayor de las indecencias.                

 

 

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