Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

martes, 29 de marzo de 2016

El crimen perfecto.


DESENTONADOS.

Tengo un sobrino nieto que se llama Fernando, yo le llamo Fernandito, que en el Abril entrante cumplirá 8 años, que es un pintor de categoría ¡tiene instinto, tiene casta! vive en Huelva, y en estos día de Semana Santa vino a Madrid con su mamá, a conocer a su prima Elia, a estar con sus dos primos madrileños y "a pintar con el tío Tomás" que es el que suscribe. En el programa también había una visita al Museo del Prado.

Fuimos a dicho museo a ver a Velázquez ¡y le decepcionó! No le gustó nada. A Murillo ni lo buscamos y Goya tampoco le hizo gracia. Vimos la exposición temporal de La Tour que sí que le gustó. A mí tampoco.

Y digo "tampoco" porque salí escaldado de ver a Velázquez ¡Esos restauradores son un cenizo! Como percibí lo que decía mi maestro Don Enrique Lafuente Ferrari en clase es que el mayor elemento erosivo de las obras de arte -más que los terremotos, más que las erupciones volcánicas, más que los incendios, más que los vendavales, más que las inundaciones- ¡son los concejales! las autoridades políticas en general, que urden los delitos que perpetran los restauradores y otros ejecutores.

Y con Velázquez y con otros muchos, como Rivera, han entrado a saco. Puede que yo esté confundido, y puede que no ¡pero sufro mucho! Miro con deleite "El Cardenal" de Rafael, "La Anunciación" de Fra Angelico, las "Pinturas Negras" de Goya ¡que a lo mejor están hiper-restaurados! Pero yo no lo noto, pero con Velázquez y con Rivera ¡es una cruz!

Cuando hice mis cursos de doctorado, hace ya mucho tiempo, lo pasé tan mal en el de pintura me pareció tan malo que el siguiente curso lo hice de asignaturas lo más alejadas posible de la pintura. Una de ellas fue restauración con Núñez de Celis. Fue un curso interesantísimo en el que ese profesor actuaba de "entrenador" o de "arbitro" porque las clases magistrales no las daba él sino los alumnos más distinguidos de aquel curso. Uno era restaurador de pintura del Museo del Prado, otro un restaurador de escultura muy acreditado, y más por el estilo, que ahora no recuerdo.

La conclusión que saqué es que los únicos cuadros bien pintados, llamados a durar siglos son las tablas flamenca. Todo lo demás es un puro desastre. Goya, por ejemplo, pintaba mal ¡con rabia! Mal en el sentido de que sus cuadros no duran nada. Y eso puede verse a simple vista, porque puede apreciarse que la pintura se cuartea y se escama en trocillos cóncavos que tiende a despegarse y desconcharse y que tienen que planchar (con una plancha, naturalmente) y tienen que pegar como pueden y luego atiborrar de barniz, pero se sigue notando. Y Goya es de "anteayer" y peor aún porque sus cuadros se estropearon desde hace mucho tiempo.

Los cuadros, por lo general, no duran siglos, duran decenios ¿Y por qué un cuadro con 70, 100 o 300 años está como si lo acabaran de pintar? ¡Pues porque lo acaban de pintar!

Dicen que con acuarelas, porque se puede disolver en agua y quitar el repintado.

Pero mientras que no lo quiten ¡repintado está! Y como además encima está barnizado, ese repintado se vuelve indeleble.

Los museos tienen una parte visible compuesta de salas donde los cuadros se exhiben. Y una parte invisible, compuesta por talleres de restauración donde los cuadros se repintan!

El problema surge cuando el repintor (restaurador) no tiene NPI, que entonces la caga penosamente. Pero es el "crimen perfecto" porque está a la vista de todos, pero parece que nadie lo nota ¡Y como te quejes te la ganas!

Concretamente lo que ocurre con Velázquez es que en esos cuadros de realismo "tan impresionista" hay una relación de valores, una proporcionalidad en el claroscuro, que como la alteres ¡te lo has cargado! En la que unas partes están más "enfocadas" que otras. Y cuando el restaurador "enfoca" totalmente cada una de las partes del cuadro la jerarquía de valores en el claroscuro se desequilibra y el cuadro se abarata y se jode. Y encima como lo barnizan todo tanto resulta que queda aquello en tecnicolor y pantalla panorámica.

¿Y tal desacierto lo hacen con todos los cuadros?

Pues seguramente no con todos, pero ¡tiempo al tiempo! Tengo la impresión de que "La fragua de Vulcano", por ejemplo, parece salvada de la quema ¡pero como todos están tan brillantemente barnizados me entran la duda y la zozobra! ¡Y sufro!

Mejor no ir al Prado, porque es que no puedo ver la sangre de Ignacio sobre la arena..

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1 comentario:

isa dijo...

Totalmente de acuerdo. Es un drama silencioso (como tantos otros, por otra parte). El problema reside que hay que haber intentado pintar y además tener un mínimo de sentido autocrítico para tomar conciencia de lo difícil que es pintar extraordinariamente bien, y darse cuenta de que una pincelada por leve que sea modifica el resultado. Teniendo eso en cuenta sería fácil comprender que es un completo despropósito que un restaurador le meta mano a los cuadros de (supuestamente) reconocidísimos pintores, genios les llaman (pero ¿se lo creen de verdad?¿les importa el tema? no parece compatible con que luego vayan y se carguen sus obras). Si los autores viviesen me imagino el cabreo, primero repintan sus cuadros, al gusto, sin que el difunto autor pueda decir ni mu; luego, no contentos con eso, van y se lo atribuíyen 100% al autor original. Vamos que nos llevamos a la cabeza las manos con la señora que repintó el eccehomo, pero este tema no dista tanto como pudiera parece de aquello.