Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 22 de noviembre de 2015

¡Ya está bien de pastoreo!


PASIVIDAD IMPUESTA.

Nuestra sociedad seguramente ha evolucionado muy positivamente en muchos aspectos, pero en otros ha sido un desastre.

Esas evoluciones perversas son a veces muy dramáticas, mientras que otras ni se notan, a pesar de ser tan alienantes, por lo que pasan desapercibidas, pero el daño queda hecho. Uno de estos perjuicios inadvertidos es la pasividad que se ha impuesto.

Porque lo pasivo ha derivado en una industria lucrativa, parecida a la del turismo. Es otra industria sin chimeneas, aún más poderosa si cabe. Se nutre de las aportaciones directas de la población ociosa o de la indirecta a través de los ayuntamientos y de otros entes públicos, mediante la que la clase política compra los votos. Los ciudadanos reciben esas prestaciones gratuitamente en apariencia, porque al final paga el pato con sus impuestos ¡que no son moco de pavo!

Si uno se fija ve que todo ha evolucionado de modo que se impone la pasividad.

Uno trabaja, en el caso de que esté en edad de trabajar y tenga trabajo y le remuneran por ello. Hay que reconocer que ese trabajo no es pasivo, es activo, pero con eso se termina la actividad. Y cuando se jubila uno cesa toda actividad y se vuelve totalmente pasivo, como lo era antes de ponerse a trabajar.

Con los ingresos obtenidos del trabajo, o de la pensión de jubilación o lo que reciba de sus padres, en especie o en metálico, se subsiste, se ahorra si puede y se va pagando sumisamente por la pasividad.
Porque, como ya he dicho, el ocio da pie a una industria, en la que el ciudadano es consumidor pasivo.

Lee pero no escribe.

Ve cuadros pero no los pinta.

Escucha música, pero no la toca ni la canta.

Va al cine o al teatro o ve la tele donde actúan los actores, pero no actúa.

En el supuesto de que escriba, pinte, toque, cante o interprete siempre lo hará en tono menor, será un amateur frente a los profesionales, que escriben, pintan, toca, cantan e interpretan como es debido. Y, generalmente, siguiendo pasivamente instrucciones de un monitor.

Aunque verdaderamente los escritores y artistas son currantes. Llenos de honores y de oropeles, pero currantes. Y el glamur de los artistas, de natural volátil, se mantiene gracias a la publicidad. Que aunque no lo parezca lo es, como son las presentaciones de los libros, las críticas, las conferencias, las apariciones en las revistas culturales.

Pero a alguien vulgar y corriente ¡que no se le ocurra escribir, pintar, tocar, cantar o interpretar porque se la gana! ¡Qué se habrá creído ese gilipollas! Aunque todas esas actividades las podrá practicar pasivamente en los centros culturales de ayuntamientos o parroquias ¡pero no en serio! Y siempre como aficionado, con humildad, o sea, humillado y bajo la férula de un tutor.

Pero lo corriente es que "consuma" pasivamente cultura y la pague, al comprar libros, entradas para recitales y conciertos, exposiciones y museos, y deje así la pasta que ha ingresado por su trabajo, actual o pretérito o por el de sus progenitores.

Pero yo prefiero escribir a leer, pintar y dibujar a ver cuadros y dibujos. Y lo hago por mi cuenta y riesgo. Y me da igual que me hagan caso como que no me lo hagan ¡porque mi vida va en ello!

¡Ya está bien! ¡Hay que revelarse! y hay que ponerse a pintar, a escribir a componer y tocar música etc. Pero claro para pintar hay que saber, haber aprendido, como para tocar un instrumento. Pero para escribir no, porque lo que hay que conocer es la lengua. Y la lengua es patrimonio universal de la ciudadanía. No hay que ponerse a aprender  porque ¡siendo niño se aprende en la escuela!

¿Y de qué se va a escribir? ¡De lo que a cada uno le dé la gana! Un tema recurrente es lo que uno recuerda ¡Y es muy útil! ¿Cuál fue el mérito de Ana Frank? Pues que escribió lo que estaba viendo, mientras que nadie más lo hizo, teniéndolo, como lo tenían, tan a huevo.

El problema está en publicar. Mejor dicho "estaba", porque hoy se monta uno un blog ¡y publica lo que le salga de las narices! ¿Miles de ejemplares? ¿Miles de lectores? ¡Pues no! Eso es cosa de los currantes del ramo ¡Y para escribir no hay que ser escritor, ni para publicar, aunque sea mínimamente! Blogger nos da la ocasión. Lo que pasa es que tendrá uno muy pocos lectores y no se hará famoso, ni sacará pasta ¡Y para qué quiere uno tantos lectores, ni ser famoso, ni sacar pasta! Eso sería necesario si fuera un curro. Pero no lo es. Menda no gana nada, ni pierde, y tengo la apabullante multitud de 20 lectores por cada entrega. Pero a lo mejor ni eso ¿Y qué pasa? ¡Pues nada!

Y ¿para qué tomarse uno tanto trabajo?

Para poder revelarse contra ese plan perverso que trata de someternos y hundirnos en la pasividad que nos esquilma, y nos humilla.


2 comentarios:

Ana dijo...

Me encanta!
Pues creo que hay que hacer como dices pero no para revelarse contra nadie, sino para vivir con sentido!

saltes dijo...

¡Muchas gracias!Hay q revelarse porq "vivir con sentido" entra en conflicto con los intereses de los poderosos q quieren q vivamos alienados llenándoles los bolsillos.