DESCONOCIDOS.
Creo haber contado alguna vez que
cuando chaval, hace 50 ó 60 años, se conocían entre sí en Huelva, y supongo que
en muchos otros lugares, cientos de personas, que se encontraban continuamente.
No es que se fuera a conocer a todo el mundo, pero todos los días se cruzaba
uno con gente conocida.
Se conocían hasta los
desconocidos. Personas a las que no se hablaba ni se saludaba porque no eran ni
"conocido" ni amigo. Pero que eran de sobra gente conocida porque la
conocía uno, y viceversa.
Pero si dos de estos "desconocidos
oficiales" se encontraban en un lugar remoto, por ejemplo Madrid, se
saludaban y entablaban una amistosa conversación, puesto que realmente se
conocían.
Actualmente en Madrid y en otras
grandes ciudades es distinto. No se conoce a nadie. Y muy rara vez se encuentra
uno con alguien conocido. Y si se encuentra a dos ¡es el acontecimiento del
día!
Cuando paseaba por la calle con mi hija Isa cuando era
niña me preguntaba a veces:
¿Ese quién es?
Pues no sé.
¿Que no lo sabes?
Pues no.
Y se extrañaba muchísimo.
Su hijo Nico me preguntó hace
unos días junto a la valla que nos separa de los vecinos:
¿Los conoces?
Pues no.
¿Sabes al menos cómo se llaman?
Si, Chamorro.
Es tremendo el aislamiento que se
puede producir en medio de la aglomeración.
Pero todavía si no conoces a
alguien es normal que sea un desconocido. Lo tremendo es que se conoce a gente,
por razones laborales, que cuando deja de compartir ese trabajo se vuelve total
y absolutamente desconocida. Se borra su nombre, se borra su cara y se borra
todo.
Cuando cambias de trabajo ¡es un
cataclismo! A veces vuelve uno de visita ¡Gran entusiasmo, gran alegría! Pero
como vuelvas dos o tres veces seguidas parece que te preguntan ¿Pero qué coño
haces aquí?
De ser profe, como era mi caso,
tienes una relación bastante estrecha con un grupo de 60 alumnos un par de
veces a la semana. Pero cuando se acaba el curso se produce la diáspora, y rara
vez se encuentra alguno.
Si se jubila uno es la total
disolución. No tienes alumnos y tus compañeros, que parecían amigos se van
mostrando como lo que son realmente: conocidos en vías de disolución, hasta que
se convierten en su mayoría en desconocidos.
Habrá quien le angustie perder esos
"amigos" ¡Craso error! porque no eran tales. No eran más que conocidos
destinados a convertirse en perfectos desconocidos.
2 comentarios:
Pues es verdad... Pero ahora las formas de comunicación están cambiando con las nuevas tecnologías.Por ejemplo con el Facebook ahora puedes mantener el contacto con toda esa gente que dices con la que estamos destinados a perderlo. Aunque generalmente a todos ellos los tienes ahí pero no hablas con ellos casi nunca, y con los que te relacionas realmente son con los mismos que te relacionarías sin redes sociales. Pero al menos están cómo fuera de la nada. No sé si es bueno o malo...
Ya Ana. Pero es q la gente de mi quinta le tiene asco al Facebook. Y tengo q colarme en la tuya. Sería buenísimo q todos los puretas de mi butre estuvieran conectados a Facebook.
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