¡VIVA EL LAND ART!
Pintar, como he dicho alguna vez,
es dibujar en colores, generalmente con pintura. De ahí su nombre.
Pero desde que se inventó la
fotografía, que es un modo automático de dibujar, no hace falta pintar del modo
descrito.
Por lo que pintar se ha quedado en
eso, en lo esencial: pintar con pintura. Como se pinta una puerta.
Pero eso, que en el fondo es tan
simple, se ha sacralizado. Como indica el hecho de que los pintores
triunfadores se dice que "están consagrados". Y esas pinturas son
objeto de colecciones y especulaciones millonarias.
A mí eso siempre me ha parecido
una tontería. Porque los cuadros sirven para decorar y nada más. Hay pintores
que realmente tienen gracia ¡mucha gracia! por lo cual son admirables. Pero
vamos, tampoco es para ponerse así.
Para mí pintar es algo
ontológico: pinto porque soy pintor. O porque soy pintor pinto. Y pinto del
único modo que me parece factible, en plan concreto: pinto telas estiradas en
bastidores y resultan cuadros. Luego hay que exhibirlas ¡pero para mí es muy
difícil! Porque dependes de los intermediarios. Y yo con esa gente ¡pues no me
entiendo!
Dibujar es otra cosa. Es
representar cosas. Y trazar en plan concreto para mí no es dibujar. Es pintar
con lápiz o con tinta. Lo que pasa es que cada uno dibuja a su modo, y ese modo
es lo que importa. Yo dibujo por el placer de hacerlo ¡porque dibujar es un
verdadero placer! pero no para conseguir dibujos, que luego guardo ¡no los voy
a tirar! Pero no los exhibo. Todo lo más los "enseño" en " Face
Book".
Pero estos días de primavera
radiante, cuando las mimosas ya han perdido su fulgor, los lirios están en
plena explosión y las lilas irrumpen potentes estoy dejando de lado las
pinturas, de tan incierto destino, y me estoy dedicando al "land
art".
Pero no ese "land art"
erudito y peñazo que no sirve para nada. Sino que estoy dejando a punto los
caminos de nuestro huerto.
Primero ha sido la cuesta de
levante (que conduce al pequeño jardín de plantas aromáticas con los cuatro
puntos cardinales grabados en chino en chapas de pizarra rojiza) para evitar
que se erosione y que los detritos arruinen el jardincito como venía
ocurriendo.
Luego ha sido librar de yerbajos
el espacio dedicado a la fuente de Shiva que está en mitad del huerto,
flanqueada por dos filas de matas de alcachofas. Bueno es una pequeñez un poco
cómica. Pero solo se consigue, como ya he dicho, que un jardín sea un paraíso
invocando a una divinidad. Y Shiva me parece excelente porque se representa
mediante el Lingan, que por razones obvias es más divertido que otras imágenes
sagradas.
Y por último la reforma de la
bajada de poniente, más ancha y menos pronunciada que conduce al sitio donde
solemos plantar los tomates, los pimientos y los calabacines.
Y todo ello en torno al día en el
que este blog cumple 6 años. Y su autor 73. Parejos somos porque a los blogs
les pasa lo que a los perros, que por cada año de un humano ellos cumplen un
montón.
2 comentarios:
¡Felicidades Saltés y Salterio!
Muy chula entrada, aunque echo de menos una foto del resultado del Land Art fuencarralero...
¡Besos!
¡Muchas gracias Ana de parte de los dos! Enseguida añadiré el reportaje gráfico o haré otro post con las fotos. Bss.
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