Este es un tema manido. Ya lo sabemos.
Si uno va al Prado y delante de los borrachos de Velásquez, por ejemplo, hay un caballete sobre un hule, para no manchar el suelo, con los mismos borrachos a medio pintar por un tío, allí presente, que evidentemente no es Velázquez, el cuadro de la pared es el original y el del caballete la copia. Como son copias los cuadros de los libros de Eskira. En esos casos todo está muy claro, pero no siempre es así, porque, por ejemplo, la Gioconda del Prado se tiene por copia de la del Louvre, y hay quien defiende que la del Prado también es de Leonardo. Y si es de Leonardo ¿es una copia? Y si fuera un ensayo para hacer la del Louvre ¡esta sería la copia! ¿no? Y los billetes de banco ¿son copias o son originales?
Todo esto lo traigo a colación porque ayer fui a ver y a escuchar a Adele. No es algo que tuviera preparado, sino que Ana me dijo que una amiga suya, y también mía, se había tenido que ir rápidamente a Londres convocada por su jefe monstruoso. Y es lo que pasa “cuando me dices ven lo dejo todo”. Total que quedaron dos entradas libres y arrastrando a mi chica nos plantamos con las dos hijas en la Riviera.
El destino es caprichoso y acordeonil porque primero que vamos ¡que oportunidad! Porque a mí Adele me encanta. Porgo un CD con canciones suyas mientras pinto, porque pintar a palo seco es un coñazo insoportable ¡A las 8 en el andén de Príncipe Pío. Ya es un poco tarde. Tiro el paquete de café vacío a la basura. Y en vez de encestar desde lejos, que es mi costumbre, lo empujo para reducir el volumen ¡Joder! me viene a la memoria la botella que tumbé, que se rompió, que recogí y que tiré a la basura. También me recordó lo que habían dicho en el telediario que en no sé qué pueblo un pibe rompió una botella y se la clavó a otro. Y me vino a la memoria porque sentí el tajo ¡A buscar el betadine, los puntos que se pegan. Y todo eso con el dedo sangrando como un cerdo ¡la tirita! ¡que se hace tarde!
Salimos por fin a coger el metro. Antes de llegar a Alonso Martínez el metro se pone a caminar despacito…Parece que se ha jodido. Efectivamente, la megafonía dice que por avería en el tren habrá un retraso de varios minuto, de 15 minutos, y se para. Echa a andar despacito y renqueante y llega por fin a Alonso Martínez “salgan por favor y esperen unos minutos al próximo tren. Este tren no admite viajeros”.
Allí estaba Ana que también iba con retraso “Ya he avisado a Isa”. Llegamos por fin. Sacamos las entradas, dos fornidos seguratas miran dentro de los bolsos y cachean a los tíos. A mi me dispensan de la prueba porque parece que la edad exime de sospecha. Llegamos a las tantas ¡pero super a tiempo! El telonero aún no se había puesto en producción. Y estuvimos charlando un poco en remotos sofás en la penumbra
¡Va a empezar Adele! Nos acercamos a las escaleras del fondo de la sala porque no estábamos por la labor de meternos en el bochinche ante el escenario. Pero claro a Adele apenas si se le podía distinguir en la distancia. La ferviente basca lo perdona todo, porque la iluminación, mejor la oscurización, era penosa. Y el sonido a través de la megafonía no tenía nada de la calidez del directo ¡La oigo mucho mejor en mi viejo loro heredado de mis hijas! ¿Qué es el original y qué la copia? Aquello, la presentación de un nuevo disco, más que un original parecía una copia presencial del disco en venta.
Lo peor de todo vino al final, cuando la artista no se dignó a corresponder a su entregado público ni con un mínimo bis.
Pero a lo mejor ella era inocente de todo, porque es posible que los ribereños, por una parte, tuvieran prisa por irse y por otra parte no tuvieran el sitio debidamente acondicionado, por lo que parecía copia lo que era original. En cualquier caso Adele es adorable.
2 comentarios:
¡Pues a mi me encantó!, ¡qué pedazo de voz! Es que veo a la gente que hace cosas emocinantes y bien hechas y me da un gusto... Pero es verdad que nos quedamos todos un poco chafados cuando no salió a hacer ningún bis... Yo creo que fueron los de la sala, que últimamente están en un plan...
Pero no importa... Menos mal que hay cosas como escuchar Adele para contarrestar los efectos de todas las barbaridades comentadas en el post anterior... :-)
Pues sí, gracias a Adele y a otra gente con talento no nos aguan la fiesta del todo tanto mezquino con poder y sin poder.
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