Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 12 de abril de 2009

La hemofobia se cura con fritura.

Este post nº111 del Salterio ¡te lo dedico a tí!




VAMPIRISMO.


Empiezo a escribir este post para echar el rato mientras espero a que me llamen para que me saquen sangre. Se trata de averiguar sobre todo cómo ando de glucosa. La cosa no es grave gracias a que me vigilo y me cuido.

Preferiría que en vez de pincharme me mandaran a que abriera la boca y que dijera “aaaaaaaaaaaaaaaa” y ya está. Pero no, me tienen que clavar una aguja por donde el corte de manga.

El caso es que a veces cuando me sacan sangre me mareo y me da una lipotimia y monto un pollo de cuidado. Otras veces no. A ver hoy ¡No hay que pensar en eso, sino en el premio! Que consiste en unos churritos, crujientes y maravillosos con el correspondiente café con leche.

Voy a auto-comerme el coco razonando que esta pequeña tortura es un mal necesario. Puesto que, como explicaré más adelante, hay que examinar este líquido salado que es la sangre. Que viene a ser el agua de un mar, interior o de un caudaloso río interno que circula por las entraña de cada quisque. Porque la vida es húmeda por naturaleza y no se da en los secarrales.

Es sabido que todo ser vivo es: o una célula que habita en un medio húmedo, o un organismo pluricelular que igualmente habita en el agua. Los organismos que se aventuraron a explorar el seco desierto terrestre evolucionaron para poder llevar agua en su interior. Aunque puedan estar más o menos seco por fuera. Tal es nuestro sino. Y ya es paradójico que en el agua se pueda ahogar uno.

Ese mar interno está hiperpoblado por una especie de plancton, como una tremenda marea roja –a la que se debe ese vivo color tan característico- que sirve para transportar sustancias indispensables para la supervivencia. El estado de esas sustancias viajeras en el caudal sanguíneo delatan el estado de salud del individuo. De ahí la conveniencia de la extracción.

He pasado el trance y esta vez no me he mareado.

Luego me premié con unos churritos en una cercana y curiosa cafetería, en la que entra y sale gente que como yo ha sido víctima de la analítica. Está sabiamente decorada con cuatro curiosos espejos que tienen las esquinas redondeadas, pero hacia dentro, y enfrentado de modo que se refleja cada dos mutuamente dando ilusión de túneles infinitamente largos. Entre los espejos y en otras paredes tiene ampliaciones de fotos antiguas, algunas de periódico o de libro (porque se ve la trama). Son seguramente de toreros porque alguna representa verdaderamente una escena de una corrida, otra he deducido que es de Rafael el Gallo, pero está de paisano y en otra, se ve a Alfonso XIII con uno vestido de corto. Pero el estilo no es el taurino convencional. También tiene tres piezas de la fábrica de cristal de La Granja y una figura que parece de Lao Tsé –a escala ½- que comparte hornacina con un extintor, rojo como la sangre. Como veis no es un sitio corriente, y está muy bien.

La verdad es que ni noté el pinchazo que bordó, con única puntada, una chica jovencísima. Tras terminar la observé cuando se alejaba. Ataviada con una impoluta bata blanca, que por debajo dejaba ver unos vaqueros muy acampanados y deshilachados que formando flecos arrastraba al caminar y barrería el suelo si no estuviera tan limpio. Llevaba en sus manos el recipiente, entre bandeja y caja, conteniendo los instrumentos de su acción y los rojos frasquitos, que había llenado sin que yo mirara, listos para ser descifrados.

12 comentarios:

Anaïs dijo...

Querido Tomás...
He tratado de ponerme al día pero es una larga tarea. Así que salto al tren del salterio (que viene de saltar)y me quito el sombrero una vez más.
A mi esto de que me saquen sangre me gusta bastante, porque parece ser que lo que te quitan, lo regeneras, y es como una especie de purificación.

Saltes dijo...

¡Qué alegría Anaïs saber de tí!

Me decía un amigo médico q un colega suyo americano siempre andaba pidiendo q le sacaran sangre porqu le relajaba. Estaba enganchado el tío al pico extractor.

Tales placeres me está vedados
porque soy un acojonado. je je.

Rafol dijo...

Muy buenas!!
Primeramente quería disculparme por no dejarme caer por estos post con más frecuencia.

Bueno, al tema, si quieres curar tus mareos prueba con una buena terapia de choque, dona sangre querido Saltes, ya verás que bien lo pasas, una aguja de impresión y no te sacan un tubito sino una bolsaza.

Si superas semejante trance, los análisis de sangre te van a parecer un paseo.

Ah! yo creo que lo propio sería premiarte no con churros, sino con una ración de morcilla de Burgos, por eso de compensar rápido.

un abrazo.
Rafol

Saltes dijo...

Rafol ¡con un cochino! no con una mera morcillita ¡¡por favor PALMO!!
¡¡¡Q HORRROOOORRR!!!

Un abrazo y no te disculpes ¡estás en tu casa!

rubensan dijo...

A mí también me da un poco de canguelo eso de que me pinchen, y dentro de un par de semana me tocará porque nos van a hacer revisiones médicas en el trabajo. Me acordaré de tu remedio y recurriré a la fritura...

Saltes dijo...

Socio, es mejor la fritura que la bolsaza.

Ana dijo...

Pufffffff, pues yo lo paso tan mal con esos vampiros que no me consuelan ni los churros.... :-(

Saltes dijo...

Es q Ana, tu sensibilidad es absoluta.

Angelarcardona dijo...

Los laboratorios del doctor Echevarne sacan sangre a domicilio.
Sólo tienes que pedir a tu médico que lo especifique en el volante.
Tocan el timbre a las ocho de la mañana, y te aparece una cubana, más negra que blanca, alegre y dispuesta, tan afable como ruidosa, y se lleva tu sangre. El único inconveniente es que en tu casa no hay churros.

Saltes dijo...

Y ¿no le podríamos decir al Dr. Echevarne que se detuviera un momentito en la churrería de Santa Ana Baja (que le cae de camino), se hiciera de una racioncita y luego se viniera a casa?

¡Quedaría de puta madre! y un servicio así ¡¡ni en América!!

Además que resultaría muy terapeutico.

Un beso Ángela.

Angelarcardona dijo...

Un beso Tomás.
Magnífico blogger, aunque voy con retraso.
Veo que tienes un montón de seguidores, o más bien, una estupenda tertulia.
Otro beso,
Ángela.

Saltes dijo...

¡Lo mejor es la tertulia!