LAS GUANABANAS.
No hay que engañarse. Las mejores
frutas del mundo no son las tropicales, sino las de las franjas templadas de la
Tierra, Estamos los españoles en una de ellas. Donde se cría el grupo de las rosáceas: las
manzanas, las peras, los melocotones, los albaricoques, las ciruelas, las
cerezas. Si además son propias de estas zonas las naranjas y otros cítricos,
las uvas, y cucurbitáceas como las sandías y los melones ¡para qué más!
Pero es que las tropicales son mucho
más llamativas, porque parecen arrancadas de cuadros de Rouseau el Aduanero:
las piñas, los cocos, los mangos, los aguacates, las carambolas, las parchas,
los cajuiles, las quenepas, los mameyes, las papayas y además los cítricos como
las chinas, que son las naranjas, pero que no están tan limpitas y anaranjadas
como aquí, sino cubiertas de mohos y levaduras que le dan un colorido entre
verdoso, marrón y anaranjado, las toronjas y las cidras, que se usan para hacer
confituras y tienen perfil de ocho. Y en Haití hay unas muy curiosas con forma
de peras ¡y por si fuera poco los plátanos!
Claro que decir plátanos es como
no decir nada. Porque en Puerto Rico, que es lo que conozco por vivido, la
nómina de bananas es interminable. Lo que aquí llamamos plátanos se
corresponden con los guineos de allí. A los que hay que sumar los guineos niño,
que como su nombre indica son pequeñitos, los santa cruz, que son, más o menos,
como los canarios, los manzanos, con sabor o aroma a manzana. Y otros muy
ordinarios: los mafafos, que son amoratados y bastos, por lo que también se les
llama rompepecho o rompeculo. Se usan para cocinar y rellenar pasteles, que en
otros sitios les llaman tamales. Consiste en una pasta envuelta en hoja de
plátano y luego hervida. Cuentan que a un curita español le invitaros a comer
este manjar ¿Le ha gustado padre? ¡Muy ricos! aunque la lechuguita un poco dura,
dijo. Por último los plátanos macho, que se encuentran en Madrid con toda
facilidad, son enormes y siempre se consumen cocinados, bien sea verdes,
cortados en rodajas, fritos someramente, luego aplastados para después volverlos
a freír al punto dorado, eso son los tostones. O bien maduros y también fritos,
resultando un postre dulce muy agradable.
Si a la fruta le añadimos las
viandas, que son tubérculos como las papas ¡nada de patatas! tenemos una
nomenclatura que es pura poesía: Ñame, yuca, yautía, malanga. Otras son frutos
de árboles como el mapén y el panapén, que uno de ellos creo que es el famoso
árbol del pan, y el otro da castañas ¡Nicolás Guillen en el mercado!
Hay muchos más. Con un poco de
suerte mi amadísimo discípulo o mi tocayo de Cáguas corregirán y ampliarán el repertorio.
Pero de toda ese frutero tropical
lo que más me impresionó fueron las guanábanas ¡que ya pueden verse en Madrid.
Parecen chirimoyas grandísimas
con aspecto temible, porque están cubiertas de amenazantes púas en forma de
ganchos ¡dan miedo! Pero nada más lejos de la realidad, porque son blanditas y
no pinchan. Por dentro también parecen chirimoyas, con una pulpa blanquecina y
con pipas negras como cuentas de un collar. No son tan dulces como las
chirimoyas, y con ellas se hace un refresco que parece leche y se llama carato.
Dicen que son medicinales y combaten nada menos que el cáncer. Frente a nuestro
patio en Villa Grillasca, que ya os conté, una vecina tenía un palo de
guanábana, que lo recuerdo a menudo.
Dicen que hay que cogerlas del
árbol cuando aún están verdes, porque cuando maduran se caen impulsadas por el
considerable peso debido a su gran tamaño, y que se espachurran en el suelo.
Por eso hay un dicho en Borinquén para describir a los que tropiezan y caen
fatalmente: "¡Cayó como una guanábana!"
1 comentario:
Úbeda, cuando yo era pequeña, producía más ciruelas que cualquier municipio de la zona. Luego fueron desapareciendo.
Pero leyendo tu columna me han dado ganas de ir a la frutería y comprar frutos que nombras, que no se ni que aspecto tienen. Tengo una al lado de casa, algo cara, pero muy surtida.
Beso Ángela
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