Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

martes, 3 de junio de 2014

No hay peor ciego que el que no quiere ver.


COMO UNA CABRA EN UN GARAJE.

Anda la clase política, gobernante y opositora, despistada, sin saber que pensar, que hacer, que decir.

Lo del 15M fue un aviso. Lo del PODEMOS  el segundo aviso. Al tercer aviso el toro va al corral.

Es lo que pasa, se ha perdido cultura taurina y con ella el norte...

La fiesta nacional de España, de México, de Colombia, de Venezuela, de Ecuador, de Perú no es lo que creen mis hijas y sus contemporáneos. Creen que se trata de disfrutar viendo como se hace sufrir a un animal. Y no es eso. De ser así llevarían toda la razón.

Dicha fiesta tiene una enorme simbología que afecta toda la vida de los versados en ella.

El toro representa lo imponderable. La adversa realidad que hay que dominar hasta vencerla poniendo en riesgo la vida. Aplicando la conducta pertinente en series sucesivas, "dando al toro lo que pide". Pero es que estamos acostumbrados a "darle al toro" lo que nos sale de las pelotas ¡y eso no puede ser!

Un ejemplo: Antes, los estados cuando venían malas y no buenas le daban a la maquinilla de hacer dinero y salía del aprieto. Mal, pero salían. Con la centralización europea de la emisión de dinero eso ya no se puede hacer ¿Ya no lo hace nadie? ¡Pues claro que lo hacen! Los bancos y las cajas inventaron el "dinero bancario". O sea, prestan un dinero inexistente ¡inventan dinero! forman una burbuja de total vacuidad ¡y a jugar a la pirámide! Y cuando se descubre el pastel estalla la burbuja y pagan justos por pecadores.

Con los toros o se hace lo que hay que hacer o se va al desastre: cuando no se hace lo debido los toros cornean a los toreros, la lidia se vuelve un calvario insoportable, resulta imposible matar al toro, el público se subleva, grita airado, tiran almohadillas al ruedo, etc. etc. Primer aviso, segundo aviso, tercero ¡y toro al corral! 

¿Cuál es el error principal?

Que los partidos políticos no son fines en sí mismos.

Son el medio de administrar el país.

Los países deben funcionar mediante sus funcionarios. Sus servidores públicos.

Tiene que haber tantos funcionarios como sea preciso. El mínimo indispensable y poco más.

Pero a los funcionarios deben orientarlos la ciudadanía.

Y como eso no puede hacerse directamente ¡porque hay muchísimos ciudadanos! tiene que hacerse indirectamente, mediante representantes. Que se agrupan en partidos políticos, que se presentan a las elecciones.

Interrumpo la redacción de este post porque me dicen que el rey ha abdicado ¿Será el tercer aviso?

Pues eso, que los políticos no están para ganarse la vida como tales. Ni para suplantar en sus funciones a los funcionarios.

Su condición de políticos ha de ser provisional ¡Un cargo político no puede ser un puesto de trabajo! Deberían tener trabajo fuera de la política. Y dejarlo provisionalmente una temporada más bien breve porque si no cuando vuelvan al curro no van a tener clientes o no lo van a querer allí.

 ¡Pero es que muchos han hecho de la política una profesión. Y no quieren soltar ese "trabajo" porque no tienen otro!

Pero lo que ocurre es que los políticos se dedican a dar sueldos a sus correligionarios o subsidios a sus partidarios para que les voten y les mantengan en el machito, como hacen muchos gobernantes sociatas.

Tampoco es su función, como hacen muchos gobernantes de la derecha, repartir prebendas entre sus adláteres y poner al Estado al servicio de la clase poderosa, para que hagan los grandes negocios esquilmando a los ciudadanos y al Estado.

Los políticos tienen que estar, sean de izquierda, derecha o centro, para administrar lealmente los recursos del país, combatiendo la miseria, favoreciendo su prosperidad y persiguiendo los abusos. Y eso solo se puede hacer con autoridad, sobre todo moral.

O sea parando, templando y mandando. Y no chupando del bote.


Que no le den más vueltas ¡que es eso! Si no, de cráneo, y estallará la olla.


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